martes, 2 de diciembre de 2014

 
 
 
HAY QUE SABER DIFERENCIAR
(Carta al director).
 
 
 
 
 
Este pasado fin de semana ha fallecido un hombre en la región de Madrid debido al fanatismo extremo que el fútbol causa a las masas de los ultras de estos equipos. Una desgracia efectivamente la cual vamos a tratar más a fondo.
 
 
No es el solo hecho de que haya muerto un hombre, sino que a diario tenemos enfrentamientos entre peñas rivales las cuales afortunadamente no suelen acabar así, pero la intención es la misma.
 
 
Yo no culpo al fútbol de esto ni mucho menos, pues yo disfruto de él como el que más. La culpa es de los propios hinchas que creen que este deporte les separa de otros aficionados por el mero hecho de no coincidir en los gustos futbolísticos. No es así. Yo tengo un amigo que es del Barcelona y soy del Madrid cerrado, pero por ello no nos enfadamos ni nos peleamos, simplemente nos burlamos y bromeamos sobre el equipo contrario, pero sin pasar de ahí; todo termina en una partida del FIFA y unas risas que te alegran el día.
 
 
Con esto lo que quiero transmitir a los aficionados es que la rivalidad tiene cierto límite y que un equipo no es una religión y, aunque lo fuese, no se debería llegar a tal extremo. Es de animales, de seres inhumanos, de gente que pierde la cabeza y pasa de poder disfrutar un buen rato con sus amigos y familia a dejar a una mujer sin marido y a dos hijos sin padre.
 
 
David Cabo Gómez 4ºB.